La VENTANA de FIHNEC
Capítulo Siete Mares
FIHNEC El Salvador

2007 - "ENCONTRÓ EL AMOR QUE ANDABA BUSCANDO" - Testimonio de Armando Cortés

Es un hecho que nací, porque aquí estoy, pero no conocí a mi madre, y cuando llegué a los siete años, comencé a conocer lo que son las bebidas. En ese período me di cuenta que mi madre, había muerto porque mi padre la había golpeado, teniendo un bebé. Desarrollé un odio contra mi padre, y pasé cinco años odiándolo de corazón. Cuando llegué a los doce años me fui de la casa. Llegue a odiar a los niños a quienes la mamá les decía: “amor” y los abrazaba. Los odiaba porque yo no conocía lo que era el amor. Yo buscaba llenar ese vacío. Esas caricias de una madre. Así pasó mi vida y comencé a practicar todo lo que el mundo puede dar en vicios. Siempre buscando el amor me enfrasqué con mujeres y tantas otras cosas más. En ese período encontré a la madre de los dos hijos que tengo, pero ese vacío terrible iba siempre conmigo Cuando me encontré con la madre de mis hijos, pensé; ¿Y ahora que voy a hacer? Comencé a pedirle a Dios a mi manera. Busqué una iglesia donde encontrar una solución para llenar aquel vacío, y fui instruido en la palabra de Dios, pero mi corazón permanecía vacío, sin amor. Mi error fue buscar el amor a través de una iglesia, mientras por el otro lado estaba metido practicando brujerías, buscando suplir las necesidades que yo sufría desde pequeño. Era pues una enfermedad psicológica terrible. Pasó el tiempo y yo con ese vacío, terminé confundido, y no sentí cuando ya estaba involucrado en una banda, cuando vi el dinero y escuché aquellas palabras; “Este es el amor. Quien lo va a detener. El dinero lo puede todo”. Vi dinero y entonces dije, bueno, aquí estuvo la cosa. Pero cuando yo quise retirarme de esa banda, me costaba mi vida. Perdí mi carro, mi casa, mi empleo, mi esposa, mis hijos. Perdí todo. Tenía unos ahorros y los perdí. Ocho tarjetas de crédito, topadas, y cuando dije voy a salirme de esto, era: te querés salir, te cuesta tu hijo, tu señora. Recuerdo que por un año don Guillermo Herrera, me pasó invitando a estos desayunos de La Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo y en forma bien insistente en los últimos seis meses. Por fin un día dije, “Voy a ir a esos desayunos, en ese hotel”. Antes de ese problema yo pesaba 192 libras, y cuando perdí todo, mi peso incluyendo las armas que portaba, llegó a 128 libras. Cuando vine aquí, recuerdo que la persona que intercedió por mí, me preguntó: ¿Qué quiere, o cual es su necesidad? Eran muchas y yo no hallaba que decir, solo le dije: Fuerza necesito. Así fue como aquí yo conocí a Jesucristo y su evangelio. Y la primera bendición que recibí fue que al año de estar asistiendo a este capítulo, mis hijos decidieron vivir conmigo. Ahora vivo con mis hijos. En Noviembre del año pasado, agarrado de este podio, llorando, escuché una voz maravillosa que me dijo: “Armando” – y dentro de mi le dije: ¡Si Señor! “Yo soy el amor que has andado buscando” – me dijo, y yo lloraba más, y mientras lloraba me dijo: “Soy Jesús”. Eso me hizo llorar más. En ese momento sentí que me elevé y pude ver a todos ustedes. Él me acarició y me abrazó y me dijo: “Yo soy el amor que has andado buscando”. Desde aquel momento, las cosas en mi vida cambiaron totalmente. Ahora soy un servidor de Dios. Gracias que Jesús levantó esta organización, y gracias a este capítulo y a los hombres de buena voluntad que lo dirijen. Ahora sé, que Dios es amor.

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