La VENTANA de FIHNEC
Capítulo Siete Mares
FIHNEC El Salvador

2005 - "ENTREGÓ SU PROTAGONISMO A DIOS" - Testimonio del Empresario Baltasar R. Ferreiro

Buenos días a todos. En la conversación en mi mesa, hacíamos una reflexión que habemos hombres de negocio, empresarios..., siempre somos empresarios, que nos gusta el protagonismo. Nuestra carrera, nuestro trabajo, nuestra vocación tiene que ver con el protagonismo en solventar problemas. El protagonismo en dirigir empresas. El protagonismo en dirigir empleados. Y aquí creo yo que está la piedra donde nos estamos dando en los dientes a cada rato. A este Capítulo de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo, yo vine cargado. Y en esta sala, sala de partos, como le llamamos al Capítulo de Siete Mares, me mostraron a un Dios vivo. Lo primero que yo obtuve de beneficio fue una tranquilidad y una paz interna, a pesar del montón de problemas que están allá afuera. Pero, ¿Cómo hablar con ese Dios vivo? Aquel que uno cree que vivió hace dos mil años. ¡No! Está bien vivito ahorita. ¿Y cual era la parte que no podíamos engranar una con la otra? En el caso mío, yo no buscaba un monólogo de mi parte con él, sino que un diálogo; una confirmación que me dijese: “Mirá, ay te va una muestra”. Mi antecesor lo acaba de poner en términos muy sencillos. A él le contesta el Señor con rapidez. Y es que lo que me pasaba, y nos ha pasado a muchos, creo que es, algo que se llama “protagonismo". Reinaldo mi antecesor lo dijo muy claro: Póngalo primero en las manos de Dios. Y ustedes cuando oyen los testimonios de ellos, confirman, con la simplicidad con que obtienen la respuesta de Dios. Las ayudas de Dios, que les va abriendo el camino, les va resolviendo los problemas, ahí es, cuando uno se vuelve como niño. Cuando uno suelta ese protagonismo y lo pone en manos de Dios, él tiene la solución que no es necesariamente la que nosotros queríamos, sino mejor. A través de los dieciocho meses que tengo de estar asistiendo a esta Fraternidad, a la que debo la nueva vida que estoy viviendo, me la ha cambiado a través de un proceso. Y como empresario, el soltar ese protagonismo a que estamos acostumbrados por tantas décadas, es volvernos como niños. Es decirle: “Tomá Señor este problema, yo ya no puedo, solucionalo tú”. Y no entregarle el problema y decirle: esta es la solución que yo quiero. Ahí es donde suelta uno el protagonismo. Esta semana, el día lunes creo, que empecé a medio entender esto, le dije: Buen Dios, aquí está el problema, tú me has prometido ayuda, por favor ve como lo solucionas. Era un problema que por siete años me estuvo ahorcando, con las negativas más plausibles y amables que se puedan imaginar. El lunes lo hice y el jueves a las cinco y cuarto de la tarde me lo llegaron a ofrecer, resuelto el problema, a mi casa. ¡A mi casa! Yo no usé el teléfono, no lo busqué. No fui pedidor de los señores que me dicen Baltita, porque mi padre se llamaba igual. ¿Baltita, vas a estar en tu casa? Sí. ¿Me podés recibir? Encantado, venite. Eso sucede cuando usted entrega ese protagonismo a Dios, que anda con usted siempre. Aunque no lo crea, ahí anda Él con usted. Cedámosle un poquito el protagonismo nuestro a Dios y quizás vamos a ser un grupo de bendecidos así como Reinaldo, Guillermo y otros compañeros acá, que con una sencillez de un niño pequeño, le dicen, “Mirá Diosito, fijáte que no tengo para la planilla del viernes, y a las cuatro cincuenta y cinco se le aparecen con un pisto en efectivo para que la pague. Tales son testimonios que aquí oímos.

Copyright © 2003-2024 Diseñado por Bart De Wolf. Todos derechos reservados.