La VENTANA de FIHNEC
Capítulo Siete Mares
FIHNEC El Salvador

2004 - "ORÓ SIN EL MANUAL" - Testimonio del Ing. Mauricio Serrano

Como antecedentes, quiero contarles que soy bastante nuevo en esta Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo. He estado desde el año pasado, con una serie de problemas financieros, habiendo acumulado cerca de siete meses de no tener trabajo, pero toda esta carga económica me indujo a venir acá a este Capítulo. En los papelitos de peticiones que ponen en las mesas aquí, yo nunca puse que necesitaba un trabajo. Pensaba que definitivamente el Señor conocía mi necesidad de un trabajo permanente. Además, principios de este año a mí me fue condonada una deuda, y como había una persona que me debía cierta cantidad, hice lo mismo con esta persona, pero como no lo hice directamente sino a través de otra persona, me ha quedado como un cargo de conciencia.
A finales del mes de septiembre pasado, con todas las circunstancias que he tenido en todo este año, justo antes del 24 de Septiembre, me avisaron que a una de mis tías le habían detectado un cáncer, y había que ir a despedirse de ella. Toda la familia la había visitado, y solamente quedábamos dos o tres que no nos habíamos ido a despedir de la tía. Ese día yo tenía una reunión con unos amigos de acá de la Fraternidad, y antes de partir, yo le comenté a mi esposa que yo iba ir a orar por mi tía, y “mi tía va a sanar” – le dije. Mi esposa no me lo creyó, y me dijo: Mirá hombre, mejor conseguite alguien que te acompañe a eso. Llevate un par de experimentados (ungidos quiso decir) Llevate gente que te ayude a sanar... ellos tienen experiencia y lo pueden hacer. Tú eres todavía muy nuevo para que puedas hacer eso.
Con ese reto, llegué donde mi tía. No sabía la forma como tenía que hacerlo, y solo pedí que me dejaran solo con ella, porque ya mi hermana había pasado con mi papá, y se habían literalmente despedido de ella. Me quedé a solas con ella e iba comenzar a orar. Hubo un instante en que ella tomó mi mano y me apretó con una fuerza extraordinaria. Ella ya no comía, había renunciado a vivir, y por más que se le animara, ella decía que ya no tenía sentido de seguir luchando, y que ella esperaba otra vida. Afortunadamente ella es Cristiana y ya había arreglado todos sus asuntos para partir de esta vida. Me agarró una mano, así que mi otra mano se la puse en su cabeza, y mis dedos en el cabello de ella, y amorosamente le dije: “Yo no siento tía, que te vayas ahorita. Queremos tía para rato”. No tenía el manual que me dijera como tenía que hacerlo, y eso fue todo lo que le dije. Hoy después de casi seis semanas, mi tía vive.
El Domingo pasado, yo comenté ese cambio a mi esposa y ella me repitió - Pero ¡Tú eres muy nuevo para manejar eso! Tuve que aclararle que al final de cuentas, no es la obra de una persona, sino que esto es una cadena, y Jesús nos está dando esas señales para que creamos que Él vive. A esta fecha mi tía ya se levanta, ya camina, ya come. Y como les vuelvo a decir, seis semanas después ella sigue estando con nosotros, Esta es la respuesta a una oración sin manual, lo que representa para mí, un genuino milagro de Dios.

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